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Manual de perdedores

Juan Sasturian: Manual de perdedores. Presentación de Andreu Martin. España, Ediciones B, 1988. (Colección Cosecha Roja.)

Por Francisco Bonal García

No se trata de que sea un vocacional de lo perdido, aunque lo cierto y fijo es que el título imita al de una novela negra de autor argentino, su nombre Juan Sasturain, productor de letras, que incluso se ha dedicado al futbol en un libro El día del arquero, lo que resulta una repulsión para mí, y que me perdone. Pero no se trata de la bibliografía de un escritor, sino de lo que escribe al comienzo de su Manual de perdedores, como remate del primer párrafo: "O mejor, nadie puede jubilarse de los sueños sin enloquecer". Lo que es completamente cierto, salvo en el caso de algunos cuya humanidad es más que dudosa, si se mide la humanidad de cada uno por la capacidad de soñar, origen de las almas y de los dioses.

Y es que una cosa es soñar y otra tener pesadillas, aunque hay que reconocer que la pesadilla capitalista es con aire acondicionado para los que la vivimos, pero lo peor es que la pesadilla sea a diario y con los ojos abiertos. Hay, hoy, demasiados lugares donde Lovecraft estaría como en su casa de Providence a la caída de la tarde, casi todo el planeta. Carlos Álvarez, dejado de la mano de los informativos, escribe sobre el terror en poema a su nombre, Lovecraft: "Si es ése tu deseo, no vaciles, / afróntalo sin miedo", pero lo incierto de la recompensa, lo oscuro de la noche o de la realidad desconocida que espera, lo invita a desistir aunque "sea el alma de Egdar Poe".

Se advierte así, con el poema citado de Carlos Álvarez, que la escuela española de lo siniestro que salió de Alfonso Sastre (Las noches lúgubres) encontró otros valedores. Por cierto, ¿no advertiste, Carlos, cómo el rostro de los viejos estudiantes se transparentaba a espantajos familiares al escuchar tus poemas?

Hoy, muchos jóvenes, y curiosamente sin saber a qué autores continúan, se decantan por una literatura de lo siniestro. Y es porque aparece lo tétrico y maligno como lo cierto de la vida, lo que le da fijeza de neblina a una realidad que poco se comprende.


Francisco Bonal es un ciudadano español, fundador y director de la revista de poesía Año 1, que aparece desde 1985. Ha publicado algunos poemarios, entre los que destacan Y las aves sin dueño, Al viento, En un río de ceniza y Mitad de una vida, así como la columna "En castellano" en el diario Ya de Madrid.

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ilianarz@servidor.unam.mx