Por Iliana Rodríguez
I
En un orbe fingido de caobas
mi espejo fulge:
bebe todas las luces de los astros,
matiza en todo azul sus resplandores.
Ventana, claridad inaccesible,
ojo del cielo que me mira.
II
(¿Se encuentra en mí,
se enamora en mi rostro de Su rostro?
¿Me observa más allá,
detrás de Su ventana?)
III
Pudiera ser también que los espejos
no sean más que parias siderales:
malos cometas,
estrellas indigentes,
precoces soles,
ebrios meteoritos.
Pudiera ser también hay que pensarlo
que fueran solamente los caídos:
Ángeles Ahogados
en su privado Golfo de Soberbia.
IV
Pero cuando los ángeles se miran
nace una perla,
un estanque perfecto de silencio,
una pausa de tiempo inexplicable.
Un ráfaga estática de azoro.
V
Quizás también ¿por qué no lo meditas?
merezcan los espejos tus aplausos.
Son actores que fingen tus papeles,
camaleones
que visten con tus ropas
en su invertido mundo de reveses.
Tal vez también
tú seas el espejo
de quien buscas detrás de los cristales.
Reflejo enamorado de su rostro.
VI
O el amante gemelo del gemelo.
El gemelo enemigo del gemelo.
Sombra que por el mundo añora al cuerpo.
O cuerpo que persigue
las huellas inodoras de su sombra.
Sol o luna
en el vientre de las nubes.
Crepúsculo mellizo que se espía
desde la misma estrella desdoblada.
O negro espejo de los ciegos.
O vampiro con sed eternamente
de encontrar el espejo que te mire.
VII
Puede ser también que no haya un rostro,
que seamos reflejos de reflejos,
un símbolo vacío,
una copa que bebe vacuidades.
VIII
Hay quien afirma, sin embargo,
que espejo frente a espejo
se llena de infinito.
¿No quieres ser mi espejo,
no quieres completarme el infinito?
Que en este mar, en este vidrio,
en esta luna, esta ventana,
en este espejo tuyo
mis sombras se refracten como luces.
Porque no sé si a ti,
pero a mí se me estancan las horas en el polvo,
de humedad se me crecen, se me encharcan
de todos los silencios.
IX
El mar refleja al cielo,
el cielo al mar refleja.
Quizá mirándose descubran
al fin un verdadero rostro.
Adopta cada nube
posturas de las olas,
las olas representan
con máscara de nube.
Las bocas de vapor y espuma
con los ecos responden a los ecos:
en escenario de cristales
se doblan las atónitas palabras.
Los caracoles fingen
voces profetas del océano
ciclones que los vientos siempre mienten
en este Gran Teatro de Espejismos.
Envío
Ojos que en mis ojos se descubren,
espejo que se mira en este espejo:
acude a regalarme tu infinito.
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ilianarz@servidor.unam.mx