Te pido humildemente, pues tú lo has inspirado,
que finalmente el mar de su caracol se fugue,
y que los pinos logren la estatura del aire,
y que las flamas no alumbren su propio suplicio,
y que la tierra no clame con boca de grieta,
y que los ríos alcancen sin lodo el océano,
y que los jugos triunfen de vejez en las frutas,
y que los vientos no raspen con lijas las rocas,
y que no arruguen las olas los rostros de arena,
y que caminen raíces desnudas el bosque,
y que horade el segundo las pétreas edades,
y que no sea sudario la cal de las lluvias,
y que las ruinas no varen en plazas de olvido,
y que tabiques desvíen su senda del muro,
y que desaten cristales sus siete mareas,
y que no encierre cárcel de palabras al verbo,
y que no aprese instrumento en su caja los cantos,
y que vivan las flores a pesar de sus óleos,
y que dancen estatuas a despecho del bronce...

Te pido con la fe como un grano de mostaza.
Con el tono de voz que en los sueños he escuchado.
Por la posibilidad de lo imposible pido.
Que así sea.Amén.