Eutanasia
Por Coravizak Escalante C.
Me encanta la lluvia, sentir su roce en mi cuerpo que acaricia cada indicio de mi piel desnuda, sobre todo, cuando los ojos del sol dormían.
Era tranquilo caminar junto con los aires helados y convertirme en libre vampiresa fusionada con la vida.
Llegó la hora inoportuna de mirar el espejo mientras llovía, y dentro de él las repugnantes maniobras hechas por tus manos de fusil ¿por qué no disparaste la bala? Hubiese sido más útil muerta. Has dejado en mi mente tu horrible y malicioso recuerdo. Regresas ahora, cuando poco a poco me recuperaba. Te veo en el silencio y al mismo tiempo maldigo tu nacimiento.
Un bastardo que no tuvo vida propia se robó la mía vilmente, lamento haberte mirado sin querer hacerlo, tus ojos de cartón y tu maldita astucia golpearon mi rostro ¿cuánta satisfacción sentiste? Careces de alma, intento de hombre, tocas la tierra y la transformas en escarcha. Aún te atreviste a alzar tu voz, autoritaria y ruidosa, hasta mis oídos. ¡Te aborrezco tanto! pronunciaste mi nombre con tu fétido aliento, mientras tanto el rocío, testigo inmóvil, anhelaba defenderme. Tu sombra me persigue burlona, has dejado un amargo sabor en mi vida. Conozco el miedo. Lo he tocado, me ha hablado.
Temo pertenecer a un mundo que quiere tomarme infectada de morbo y lujuria. Quisiera hundirte en el ocaso; es terrible no poder hacerlo. Andas por las calles tristes y oscuras, continúas abusando de no sé cuántas más y... nadie puede reconocer tu rostro.
No sólo traicionaste a dios con un beso, te traicionaste a ti mismo. Tu valor es una droga, es un arma. No debería tenerte lástima, ni siquiera desprecio. Pobre cobarde, no mereces que sienta nada por ti.
Hubiera preferido morir de un balazo en el pecho y no así, contigo que hurtaste mi cuerpo y lo manejaste a tu antojo.
Me suelen llamar Cora a secas, quizá porque el apodo que llevo por nombre es algo largo y, en algunas ocasiones, difícil de pronunciar, sobre todo para los que acabo de conocer. A veces creo que fue broma de mi madre, pero para broma fueron ya veinte años. Me he ido acostumbrando y ya no me cuesta presentarme: soy Coravizak Betzabé Escalante Covarrubias. Estudio en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), plantel Sur. Mi sueño, desde pequeña, ha sido escribir sobre el silencio para convertirlo en melodías. Me falta mucho por conocer, por aprender. Sé que con el tiempo iré mejorando. Estoy feliz por tener la facilidad de transmitirle a la gente mis sentimientos y mis secretos, que descubrirán cuando la tranquilidad del incienso llegue a nuestras manos.
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