Ir al inicioRegresar a "En un acto"


Samuel y la roca

(fragmento)

Por María Elena Aura

AL FONDO DEL ESCENARIO UNA MONTAÑA BASTANTE ACCESIBLE POR LA LADERA IZQUIERDA. EN LA CIMA, UNA ROCA QUE DA A UN ACANTILADO CASI RECTO DEL LADO DERECHO. EL ESPACIO SEMEJA UN LUGAR APACIBLE DEL CAMPO. TIRADO A UNO DE LOS LADOS DEL ESCENARIO UN LETRERO DE MADERA VIEJA EN FORMA DE CRUZ. LA INSCRIPCIÓN DICE: "NO ENCENDER FOGATAS EN TIEMPO DE SEQUÍA".

AL ABRIRSE EL TELÓN LA LUZ DEL ATARDECER EN SUS ÚLTIMOS INSTANTES VA DANDO PASO A LA NOCHE. LA LUNA ADQUIERE UN BRILLO NÍTIDO QUE ALUMBRA PERFECTAMENTE, UNA CAÍDA DE AGUA Y TRINOS SE UTILIZAN PARA CREAR UNA SINFONÍA NATURAL (IMPRESIONISTA) APENAS AUDIBLE.

SAMUEL ENTRA A ESCENA CON UNA MOCHILA A LA ESPALDA DE LA QUE VA DESCARGÁNDOSE PARA DEJARLA SOBRE EL SUELO MIENTRAS HABLA MIRANDO HACIA LA ROCA.
SAMUEL:
(CON APATÍA QUE NO LOGRA NULIFICAR SU ASOMBRO)
¡Vaya! ¡Existes!
SILENCIO
No veo por qué deba sorprenderme. Una roca está lo mismo en la falda que en la cima de una montaña. Y si está en ese lugar es porque no es más que una piedra que yo decido en dónde poner y allí quería encontrarla. (A LA ROCA) Hoy estás arriba, desafiando el acantilado. ¿Por cuánto tiempo? (PAUSA) Hasta que yo lo decida (PAUSA) Te hablé en mis sueños. Me respondieron las aves y las nubes. Y tú, callada. ¿Indignación? ¿Indiferencia? ¿Dolor? ¿Lo ves?, no te conozco, por tanto, no me importas. Y pensándolo bien, no creo haber venido por ti. Digamos que fue un encuentro casual. Vine a desconectarme del bullicio de la ciudad, a distraerme un poco de las presiones del dinero y a descansar, o nada más porque así lo quise. ¿Tienes algo qué decir?
SONRÍE CON CIERTO SARCASMO MIENTRAS NIEGA CON LA CABEZA. OBSERVA DESPUÉS EL PANORAMA CON DETENIMIENTO. DESCUBRE EL ENUNCIO DE MADERA. SE DIRIGE HACIA ÉL, LO LEVANTA DE MANERA QUE SEA VISIBLE PARA EL PÚBLICO.
Órdenes y más órdenes. ¿Qué otra cosa he hecho que no sea acatar órdenes?
DEL SUELO RECOGE VARAS SECAS QUE ACOMODA PARA HACER UNA FOGATA.
(A LA ROCA) Me las arreglé bien sin desobedecer a mis superiores. Nadie puede quejarse de mí. Nadie. Cumplí. Debería sentirme orgulloso. (DUDOSO) Debería.
CONTEMPLA EL ANUNCIO QUE SOSTIENE ENTRE LAS MANOS.
¿Por qué hacer un crucifijo para un letrero tan trivial? ¿Quién tergiversó los signos?
ARROJA EL LETRERO LEJOS DE ÉL.
(A LA ROCA) Hace días que te sueño. Tal cual. Sin asociaciones. Una simple roca sobre la que quiero contemplar el paisaje. Olvidarme de que el día menos pensado me despiden de mi trabajo. A mí que he cumplido siempre. (IRÓNICO) Pero nací en una familia "normal". ¿De qué voy a preocuparme? Cuando una empresa nos nulifica recurrimos a los parientes. Normal, de lo más normal que otros carguen con la miseria, no importa qué o quién tenga la culpa. No es razón para sufrir o indignarse. Somos conformes, no queremos causar problemas. Somos tan normales que no somos nada si perdemos nuestra capacidad de compra. ¡¿Es esto vivir?!
CON RABIA SACA SUS PERTENENCIAS DE LA MOCHILA HASTA QUE ENCUENTRA UN ENCENDEDOR. CON TORPEZA LUCHA POR ENCENDER LA FOGATA. POR FIN LO CONSIGUE.
(A LA ROCA) ¡Tenías que atravesarte en mi camino! ¿No puedo estar tranquilamente recogiendo ramas secas o pateando piedritas y así, sin más, dejar de pensar en ti como quien sale al campo y olvida la ciudad? No. Te me presentas haciéndome creer que en realidad existe. ¿Por qué a mí? ¿Quién soy yo? No voy a quedarme. La naturaleza me hace perder la razón. ¿Cuándo hablé con una piedra? ¡Ni en sueños! Tú no eres nada. Nadie ¿No hay una Coca-cola que me devuelva la cordura? ¿Una taza de café? ¿Una taza? (REVUELVE EN VANO SUS PERTENENCIAS) ¿Una taza vacía? (DE PRONTO SE SORPRENDE CON SUS ACCIONES Y PERMANECE QUIETO) ¿Qué hago aquí? ¿Quién me llamó? Tengo que volver a la casa. Esto es una locura. No voy a morirme porque me despidan de mi empleo. No lo han hecho. No lo harán. Debo presentarme mañana a las ocho como siempre.
GUARDA SUS PERTENENCIAS EN LA MOCHILA MIENTRAS SIGUE HABLANDO.
Ya di mi paseo, ya hablé con los árboles, con las flores, con las piedras y sigo siendo Samuel el corrector de estilo del suplemento cultural de un periódico y a este párrafo le corresponde su punto y aparte, ¿ o soy un vicioso de las comas, un...?
LA FRASE QUEDA INTERRUMPIDA AL TORCERSE UN TOBILLO. TRATA DE NO DARLE IMPORTANCIA, PERO EL DOLOR AUMENTA. SE SIENTA EN EL SUELO. SE QUITA LA BUFANDA QUE LLEVA LA CUELLO CON LA QUE HACE UN VENDAJE APRESURADO. INTENTA PONERSE DE PIE, LO VENCE EL DOLOR, VUELVE A SENTARSE.
¿Estaba escrito? ¡Contesta corazón de piedra! ¿Estaba escrito que debería quedarme?
SILENCIO
Hice una mala acción. Prendí fuego infringiendo la ley. Me merecía el castigo. Quería hace a un lado mis preocupaciones, ¿no?, pues ya están. Quería salir de la rutina y lo logré. A Laura le dije que iba la campo, aunque mi intención era buscar una mujer, alguna que me hiciera sentir otro.
SILENCIO
¿Sabes, alma de piedra?, después de todo, me caes bien. Voy a pasar la noche aquí. Tranquilo. Bajo tu vigilancia. Tal vez te animes a contestarme. Seré un hombre nuevo a mi regreso. Me haré llamar Samuel, el que escuchó a la roca. me admirarán y conservaré mi empleo. Haré que me jubilen con el mil por ciento de mi sueldo y vendré a visitarte cada... ¿qué día es hoy?, doce de octubre, o sea, cada día de la raza conquistada. ¿Estás de acuerdo? A ti te estoy hablando, aunque no quieras escucharme. Estoy acostumbrado. Es más, me siento como en casa. Somos tan semejantes. En realidad no sé ni por qué quiero cambiar el orden de las cosas. No sé para qué quiero que me escuches ni mucho menos que me hables. Si se me soltó la lengua contigo es porque eres muda, sorda, ciega, estúpida. (PAUSA) ¿Podrías dejarme en paz unos segundos? Te dije que me estaría tranquilo. Tú estáte allí, nada más, no signifiques. Si quisiera comunicarme lo haría con la gente, ¿no crees? Vine a relajarme, a olvidar que soy un desempleado en potencia, un miserable más, un limpiaparabrisas, un tragafuego, un vendedor de pistaches, un nalgas de globo. ¡Oh, dios, qué voy a hacer!
SE LEVANTA CON BRUSQUEDAD Y CAE AL SUELO. AL NO PODERSE SOSTENER POR EL DOLOR ARRANCA EL VENDAJE, SE SOBA EL PIE, CORTA UNA RAMA DE ALGUNA HIERBA, LA HUELE, SE LA UNTA EN LA ZONA ADOLORIDA Y VUELVE A COLOCAR LA BUFANDA, ESTA VEZ CON SUMO CUIDADO.
¿Sabías, querida piedra, que de niño soñaba con ser médico? No había vuelto a recordarlo. Mira: un torniquete puede hacerse con una rama, con un lápiz o con un dedo de la imaginación. Y el dolor (SOPLA) se va, como una burbuja de colores.
SOÑADOR, SE RECUESTA A CONTEMPLAR EL CIELO.
Después, te acuestas sobre la bruma a contemplar el cielo. Le vas poniendo nombre a los astros que no lo tienen. Si no los ves cierras los ojos. (PAUSA) Y decides quedarte en ese estado toda la noche. No tienes prisa ni ansiedad. No cuentas las horas que tienes para el descanso. Te adueñas del mundo. Eres tú quien lo ordena a su antojo. Si te aburres de ser hombre te vuelves piedra o al revés. No te lo recomiendo. Me resulta cruel pensarte poniendo acentos a los árboles, al ajonjolí, o al mártir, durante diez horas diarias; dejar pendiente tu novela de año en año, enajenarte hasta en la cama y marginar tus ilusiones en nombre de una realidad que no cuestionas. (PAUSA) Me gustaría ver aparecer una nube.
APARECE UNA NUBE Y BAJA UN POCO LA LUZ.
¿Por qué no me dediqué a llamar a la nubes cuando deseaba verlas? Debí haber alzado la vista más seguido. Voy y vengo con la lluvia entre los ojos y el asfalto. Cuando era niño descubría su forma original. Había algodones de azúcar, ovejas, conejos, osos, flores, y... sí... las barbas blanquísimas de dios. Como las de esta nube que coloqué precisamente entre la luna y tú.
SILENCIO
Cuántas estupideces se me ocurren. Parece que vine al campo a hablar por lo que no hablé en toda mi vida. Bueno, a nadie le hace mal salirse de la rutina por una vez. Un día, un sólo día. (SE SIENTA) ¿Por qué no?
SE QUITA EL VENDAJE Y SE PONE DE PIE.
Yo soy una roca y nada me duele. Nada. Estoy aquí porque me trajo el sueño. La firme voluntad de un sueño que sale de mí, por lo tanto, creo en él. Soy el mago. (SE INTERRUMPE, SE LLENA DE ALEGRÍA Y CANTA) "Soy el mago de los sueños y aquí estoy..."
CARGA LA MOCHILA Y CAMINA SILBANDO LA MELODÍA EN DIRECCIÓN A LA MONTAÑA. EN EL CAMINO RECOGE UNA VARA GRANDE QUE UTILIZA COMO BATUTA, BASTÓN O ARMA INDISTINTAMENTE. LA NUBE ES AHORA MÁS DENSA. AL MISMO TIEMPO IRÁ AUMENTANDO LA ILUMINACIÓN CON LA FOGATA QUE INTENSIFICA SUS LLAMAS. EL VIENTO SOPLA CON SUAVIDAD. AL MOMENTO DE LLEGAR A LA FALDA DE LA MONTAÑA QUE ESTÁ SITUADA DEL LADO IZQUIERDO SE ESCUCHA UN SONIDO ENTRE LA HIERBA SECA QUE PODRÍA IDENTIFICARSE CON EL DESLIZAMIENTO DE UN REPTIL. AL PERCIBIRLO, SAMUEL SE QUEDA PETRIFICADO. EL SONIDO SE ACERCA Y SAMUEL CAMBIA REPENTINAMENTE A LA FURIA UTILIZANDO LA VARA PARA RASTREAR.
Maléfica criatura, ¿en dónde estás? Nadie escapa del poder de mi lanza. Has sucumbido tigres, leones, osos polares, elefantes con colmillos de dos metros. Soy el rey del universo y destruiré tu insolencia. Acércate.
CREE TOCAR ALGO Y ATERRORIZADO SUELTA LA VARA. GRITA Y CORRE HACIA LA FOGATA. TRATA DE CALMARSE.
Las fieras no se acercan al fuego. No tragan lumbre. Eso es privilegio del humano. Ser hombre es ser fuerte. Ser hombre es ser valiente. Ser hombre es enfrentarse al peligro y salir ileso. Ser hombre es ser Samuel. Yo soy Samuel.

María Elena Aura, Samuel y la roca. México, Ediciones Mixcóatl, 1997.


[...] María Elena Aura [...] nos enseña un pedazo más de la noche interior de los individuos, de los seres que pululamos entre las calles y las noches de la civilización. Samuel, esa roca parlante, nunca podrá acercarse a sí mismo si no es por la soledad, por el reconocimiento de la soledad que lo desborda e impide que él mismo sea la respuesta a su existencia.

José Alfredo Reyes


RELiM
http://www.relim.com
ilianarz@servidor.unam.mx