Revista Electrónica de Literatura Mexicana
Número uno. Octubre-diciembre de 1998
Sección: En un acto

Ciao en Piazza Navona (fragmento)

Por Alejandro Céssar Rendón

PERSONAJES

HOMBRE: Tipo marcadamente mexicano.
MUJER: Típica millonaria vieja estadunidense exageradamente maquillada.
JOVEN: Característico vividor italiano vestido a la última moda.
PRINCESA: Aristócrata italiana venida a menos.

LA ACCIÓN SE DESARROLLA EN LA ROMANA PIAZZA NAVONA, QUE SE REPRESENTA CON UN TELÓN PINTADO A TRAZOS SIMPLES, UNA DE LAS FUENTES, EN SEGUNDO TÉRMINO, DEBERÁ SER APENAS UNA FERMA RECORTADA Y CON SUS FIGURAS TAMBIÉN PINTADAS.

EN PRIMER TÉRMINO, MESAS Y SILLAS DE ALAMBRÓN DE UNA CAFETERÍA. Y EN TODO EL ESPACIO PARROQUIANOS Y PASEANTES EN SILUETAS FORRADAS CON PAPEL PERIÓDICO. EN UNA DE LAS MESAS ESTARÁ LA MUJER TOMANDO UNA TAZA DE CAFÉ.

SE ESCUCHA LAS FUENTES DE ROMA DE RESPIGHI.

ENTRA EL HOMBRE.
HOMBRE:
Piazza Navona es uno de los ombligos del mundo. Todo viajero, como yo, que llega a Roma, se aposenta en este sitio. En sus bares se pide un café o una torta de gelato. Tre Scalini... obras de Bernini o Borromini, todo acaba en ini. Ah, y ese sonsonete que nos suena casi infantil del italiano... y la inocencia... La iglesia de Santa Inés en Agonía... (IMITA UNA AGONÍA SANTIFICADA) ¡Aggg! Llego a la Piazza. Turista. Aventurero. Población flotante de Roma. Me sé de memoria cada ladrillo, cada color, cada perro, cada hora, cada agua de sus fuentes: tres. Escucho el eco de las palabras romanas que, desde hace 2,000 años, han tomado el sol en esta especie de cuchara. (GRITA): ¡Ahhh!
SE RETUERCE. BAILOTEA. LAS SILUETAS CRUZAN IMPASIBLES. EL HOMBRE, AGOTADO, SE DIRGE A LA MESA DONDE SE ENCUENTRA LA MUJER.
MUJER:
Buon giorno, caro.
HOMBRE:
Ciao.
MUJER:
Ciao. Adoro esa palabra. Ciao es igualmente saludo y despedida.
EL HOMBRE TRUENA LOS DEDOS EN ALTO.
HOMBRE:
¡Cameriero! ¡Caffe!
MUJER:
Café. Café amargo. Sin azúcar. El azúcar engorda.
HOMBRE:
Me aconsejaron una nueva dieta: huevo duros. Una dieta para toda la vida de huevos duros. Una vida dura de huevos. Dieta a huevo. Sólo huevos. Y al final, como siempre, vas adquiriendo la apariencia de lo que comes: cara de huevo duro. Mira:
EL HOMBRE PONE CARA DE HUEVO DURO. LOS DOS RÍEN ABIERTAMENTE.
MUJER:
Bravo, caro. Es la cara exacta de un huevo duro.
HOMBRE:
Nómbrame cualquier alimento.
MUJER:
Spaghetti.
EL HOMBRE PONE CARA DE SPAGHETTI. A PARTIR DE ESE MOMENTO REIRÁN CADA VEZ MENOS CON LAS CARAS DE ÉL.
MUJER:
Tomate.
EL HOMBRE PONE CARA DE TOMATE.
MUJER:
Pastel de cumpleaños. (CANTA) Happy birthday to you...
EL HOMBRE PONE CARA DE PASTEL.
MUJER:
Alcachofa.
EL HOMBRE PONE CARA DE ALCACHOFA.
MUJER:
Requesón.
EL HOMBRE PONE CARA DE REQUESÓN.
MUJER:
Lacrimachristie.
EL HOMBRE PONE CARA DE LACRIMACHRISTIE. LA RISA ES APENAS UNA MUECA DE DOLOR, CASI LACRIMOSA. ELLA VA A DECIR OTRA PALABRA Y SE ARREPIENTE.
MUJER:
Ya no...
HOMBRE:
Estoy cansado de hacerte caras, ¿sabes?
MUJER:
Estoy cansada de tus caras.
HOMBRE:
Sólo me queda una que no conoces. ¿Quieres que te haga cara de mi cara?
MUJER:
No, sería terrible conocerla.
VOLTEA HACIA OTRO LADO.
HOMBRE (CON UN SOLLOZO):
Mírala.
MUJER:
No.
EL HOMBRE LE TOMA VIOLENTAMENTE LA CARA, SE LA VOLTEA Y LA OBLIGA A VERLO.
HOMBRE:
¡Mírala!
MUJER:
¿Estás llorando?
HOMBRE:
Es mi cara. Es nueva. Sólo para ti. ¿Te gusta?
MUJER:
No, ésa no, porque es la verdadera. Cuando lloras tienes tu cara. Nunca te había visto llorar. No te conocía.
EL HOMBRE SE LIMPIA LAS LÁGRIMAS.
HOMBRE:
Ya no lloro.
MUJER:
Ya no eres.
HOMBRE:
¿Por qué no me traen mi café? Cuando lo pido no me atienden. Y cuando lo hacen, te lo tomas.
MUJER (LLAMANDO):
¡Cameriero! Due caffe per piacere. (AL HOMBRE) Toma mientras el mío.
HOMBRE:
No me gusta el café de segunda boca. Además ya debe estar frío. Y es tuyo. Yo siempre llego aquí con la ilusión de mi propio café. El mío.
MUJER:
Eres un egoísta detestable.
HOMBRE (EXAGERANDO):
¡Mamma! ¿Per che me hai fatto cosi?
MUJER:
¡Egoísta! ¡Egoísta! ¡Egoísta!
HOMBRE:
Sono un povero bambino.
MUJER:
Deja de hacer teatro. Vuelve a la realidad.
HOMBRE:
La realidad es tan triste... Yo creía que tú eras una vieja princesa con apellido terminado en ini. Tú pensabas que yo era un italiano que podía venderme a tus años. Y nos conocimos aquí, en esta Piazza. Ciao.
MUJER:
Ciao es saludo y despedida.
VOCES (SALUDANDO Y DESPIDIENDO): Ciao, ciao, ciao, ciao.
HOMBRE:
Y ni tú fuiste lo que yo quería, ni yo lo que tú deseabas. Y llegamos al aburrimiento. Dos extranjeros jugando al italiano en Italia es el silencio. Somos iguales. Nos conocemos tanto que ya no hay nada que decirnos. Lo que podría contarte, lo adivinas. Es como si me lo dijera a mí mismo. Ha llegado el momento de decirnos ciao.
MUJER:
Ciao.
APARECE EL JOVEN.
JOVEN:
Ciao al hippie que vende collares.
Ciao il ragazzo que hace proposiciones por mil o diez mil liras.
Ciao el te cuento la historia de la Piazza por quinientas.
Ciao el beso que se cobra.
Ciao Piazza Navona que se vende.
Ciao al encontrarte y al dejarte.
Ciao vida.
Muerte, ciao.
SE RETIRA EL JOVEN.
HOMBRE:
Mírate en mis ojos.
MUJER:
¿Por cuánto?
HOMBRE:
Esta mañana estoy de oferta. ¡Un café!
MUJER:
¡Cameriero! Due caffe.
HOMBRE:
Perdiste. No sabes jugar.
MUJER:
Puedo mirarme en los ojos de todos los ragazzi de la Piazza y salirme cuando quiera.
HOMBRE:
Yo no soy un ragazzo de la Piazza.
MUJER:
Tú no eres Europa, tú no eres Italia. Ni yo que vine aquí con un libro Europe in five dollars a day. Piazza Navona in five dollars a ragazzo. Roma para las viudas y las solteronas que quieren aventuras baratas. Pero tú no eres un ragazzo con ojos en los que me vea porque vas a querer guardarme para siempre. En ti no puedo verme.
HOMBRE:
Entonces mírate en una fuente. ¿Cuántas dicen que hay en Roma?
MUJER:
No sé. Pregúntaselo a un turista. Ellos lo oyen a su guía, pero no tienen ojos.
HOMBRE:
Tienen los ojos de sus cámaras.
MUJER:
Sonrisa de casa prefabricada. Todo hueco. Manada. No, de todo a todo prefiero un ragazzo.
HOMBRE:
Son de papel moneda prensado convertido en cartón. Y yo estoy vivo.
APARECE EL JOVEN.
JOVEN:
¿Cuántas liras por un beso de cartón?
¿Cuántas por un ragazzo completo de cartón?
¿Cuántas por media hora de cartón?
HOMBRE:
Ciao.
MUJER:
¿Es saludo o despedida?
HOMBRE:
Voy en busca de mi princesa ina, ina, ina.
MUJER:
Ciao.
HOMBRE:
Si me lo traen bébete mi café a mi salud. ¿No lloras?
MUJER:
No soy una mujer de tu país.
HOMBRE:
Ciao. ¿Estarás aquí mañana?
MUJER:
Tal vez. ¿Vendrás mañana?
HOMBRE:
Quizá. Ciao.
EL HOMBRE SE LEVANTA EN EL MOMENTO EN QUE PASA UNA MUJER CON TIPO DE PRINCESA VENIDA A MENOS. MÁS BIEN UNA MUJER DE PESADILLA. EL HOMBRE LA PERSIGUE.
HOMBRE:
Signora... signora... mi permette...
CRUZA EL JOVEN.
MUJER:
Ragazzo... ragazzo... ¿vuoi prendere un caffe con me?
SE ESCUCHA ARRIVEDERCI ROMA.

TELÓN

(Alejandro Céssar Rendón, Ciao en Piazza Navona, México, Ediciones Mixcóatl, 1997.)


El amplio horizonte que nos da la trayectoria de Alejandro Céssar Rendón como hombre de teatro, revela nítidamente un ejercicio, sin pausas, de la vocación, el empeño y la honestidad que han dictado sus pasos por el difícil y atormentado espacio teatral de México. Sus experiencias han enriquecido la aguda sensibilidad autoral que posee, y han fortalecido la inteligencia creadora que lo distingue, de tal manera que en sus ejercicios múltiples el dramaturgo y maestro ha encontrado, con aquel rigor que da a muchos vivir en el extranjero, su método de trabajo. Como maestro, como periodista, como dramaturgo, extiende su talentosa creatividad. En una de sus piezas -Ciao en Piazza Navona- su teatro se torna en una serie de ágiles pinceladas de la vida así como en dolorosos apuntes del destino de los hombres.

El teatro de Alejandro Céssar Rendón debe leerse como un disfrute de la realidad y un goce de la fantasía escénica.

Fernando Sánchez Mayáns


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